¿Cómo afrontar una relación de amistad cuando se es jefe de su amigo?

miércoles 09 septiembre 2015 | Gestión Humana
Bien sea porque estudiaron juntos, porque ingresaron a la empresa y tú has tenido mayor crecimiento, por coincidencia o porque lo elegiste así para tener un equipo de confianza; manejar una relación de jefe-empleado, cuando quien recibe tu dirección es un amigo, no siempre es una situación sencilla. Aunque cada vez más, las empresas han desarrollado modelos institucionales más horizontales y menos jerárquicos con el fin de consolidar relaciones de apoyo y trabajo en equipo, mantener una claridad en los roles laborales y hacer énfasis sobre los límites entre lo laboral y lo personal es fundamental. En todo caso, es frecuente que existan situaciones al límite entre la amistad y el rol de mando, como que la persona a cargo pueda pensar que por su relación histórica puede resultar beneficiado con asensos, descarga laboral, preferencias o beneficios. Sin embargo, también es posible que seas tú quien designe más carga de trabajo producto de tu plena confianza y amistad. En estos casos, un buen líder debe establecer la regla de que los intereses comerciales son lo primero y que su equipo humano, en conjunto, tiene las capacidades necesarias para desarrollar las funciones que llevan a cumplir los objetivos. Aunque mantener una actitud de liderazgo en el que la confianza y la buena relación es lo primero, también puede generar situaciones de confusión. Y es que si bien esas relaciones pueden ser cercanas, debe ser claro que hay una delgada línea entre la cordialidad, el respeto, el trabajo y la amistad. Así que amistad - jefe es una  situación que, si bien puede tornarse difícil, también posibilita la productividad y el buen desempeño. Establecer reglas claras es la prioridad, así como reconocer que las cosas laborales no deben incluir una mirada personal. Eso sí, es importante que conserves tu identidad, que no cambien tu forma de ser y que todos tengan claridad sobre tus objetivos. No puedes ser simpático después del trabajo, pero en la oficina actuar como otra persona. Eso no solo genera malestar laboral, sino que genera confusión y puede llegar a tener un impacto en tu amistad.