miércoles 12 agosto 2015 |
Candidatos
El aumento de las posibilidades académicas, los planes de cobertura nacionales, la oferta de becas y otros beneficios para los jóvenes que desean desarrollarse académicamente para prepararse a nivel profesional, han permitido el incremento de profesionales calificados en diferentes áreas y niveles para desempeñarse en los distintos campos laborales.
Sin embargo, el paso de las aulas de clase a los espacios de trabajo, para muchos significa toda una travesía que puede generar confusión, intriga o decepción.
De acuerdo con un informe de la OIT, la inexperiencia, falta de confianza, pocas habilidades sociales y sobrecarga laboral, son algunas de las razones que llevan a la frustración de los jóvenes en su primer empleo.
Por eso, en Adecco decidimos darte unos consejos para que tu cambio de la academia al trabajo no sea muy difícil y puedas empezar a proyectar tu futuro profesional de la mejor manera.
Horarios: Uno de los principales desacuerdos con que se enfrentan los jóvenes es tener horarios establecidos. Mientras en la universidad cambias de clases cada semestre y adaptas tu horario a tu manera, en el trabajo debes cumplir un tiempo de trabajo.
No te preocupes, aunque es difícil acostumbrarte no es el fin del mundo. Piensa que el tiempo que pasas en la oficina no es perdido, sino que lo aprovechas para desarrollarte, aprender de tu trabajo y ganar dinero.
Carga laboral: Es cierto que los ritmos académicos son diferentes a los laborales. Por eso es importante que te organices y establezcas tiempos de dedicación para tus tareas.
Al iniciar puedes pensar que tu trabajo es muy sencillo pero, a medida que el tiempo pasa, se incrementa. Esto es porque tienes una curva de aprendizaje que hace que tu empleador empiece a delegarte funciones poco a poco según ve tus capacidades. Eso sí, en caso de que creas que es excesivo, habla a tiempo y haz claridad sobre tus límites.
Comunicación: Al estudiar sueles tener la posibilidad de trabajar solo o en grupo. Pero en el trabajo cada persona cumple una función que permite desarrollar la gestión de la empresa.
Es por esto que, aunque no todos los días quieras relacionarte con las personas, debes aprender a comunicarte de la mejor manera para que el trabajo sea efectivo y no generes malos entendidos que limiten tus capacidades. No dependas de otros, haz que los otros trabajen a tu ritmo.
Cumplimiento: Puedes hacer todo lo anterior pero si no cumples con tus responsabilidades nada tiene sentido. Tus funciones tienen una razón y una necesidad y no puedes tomarte todo el tiempo que quieras para cumplirlas.
Evita distracciones y piensa en la hora de entrega sin estresarte. Cada vez aprenderás mejor a hacer tu trabajo y reducir tus tiempos. Eso sí, en caso de que no alcances, haz como en la universidad y pide más tiempo o formas de solucionarlo.
Poco a poco irás encontrando nuevos ritmos y situaciones que harán que tu trabajo se convierta en todo menos una tortura. Eso sí, ten en cuenta que lo mejor para evitar frustraciones es trabajar en lo que te gusta y establecer buena relaciones. Finalmente el trabajo no es tan distinto al colegio o la universidad y también hay espacios para divertirte, aprender, disfrutar y crecer.