lunes 22 junio 2015 |
Gestión Humana
¿Qué hacen mejor los hombres en el trabajo?
En el mes del padre, Ángela Ma. Pineda, Directora Regional Centro de Adecco Colombia, consultora líder de Recursos Humanos, reflexiona acerca de aquellas virtudes que caracterizan a los hombres en su trabajo.
1. Son competitivos y estratégicos
Los hombres son muy competitivos, tienen una gran habilidad para generar estrategias y son menos emocionales que las mujeres. En equipos de trabajo multigéneros, el hombre logra el balance perfecto para mantener un buen ambiente laboral.
2. Se adaptan fácil al cambio
Tienen una visión global del negocio, asumen riesgos y se adaptan fácilmente al cambio.
3. Son prácticos y objetivos
Las mujeres son más expresivas emocionalmente, con una alta capacidad de escucha, lo que les permite ser más persuasivas, logrando compromisos en los demás. Además, son más orientadas a seguir procesos e instrucciones, más organizadas y detallistas en el trabajo y con una gran habilidad para hacer varias cosas a la vez.
Por su parte, los hombres son más prácticos, discretos, racionales y objetivos.
4. ¿Qué les falta fortalecer?
Les falta un poco más de organización para ejecutar varias tareas al mismo tiempo y trabajar bajo supervisión, así como atención al detalle, el que sacrifican algunas veces por la rapidez.
5. Lo que busca el mercado laboral en los hombres de hoy:
Personas con actitud positiva frente a la vida y al trabajo, con buenas relaciones interpersonales; que trabajen en equipo; profesionales con capacidad de análisis y resolución de problemas, que se adapten fácilmente al cambio, que manejen el auto-control y la auto-motivación. Personas orientadas a los resultados.
Los aspectos actitudinales son los que hoy las empresas valoran más, mientras que ciertos aspectos técnicos pueden ser desarrollados en un tiempo determinado.
6. Compiten con ellos mismos
Los hombres son mucho más competitivos a nivel individual, e incluso compiten con ellos mismos para demostrar resultados y así obtener mayor crecimiento y reconocimiento, mientras que las mujeres lo son frente a su entorno laboral y social.
Si estos modelos de competitividad no son bien manejados, pueden generar conflictos al interior de las compañías.